En el origen de la importancia del rebote podría estar lo que los bebés experimentan a través del movimiento del caminar materno.
El estudio sugiere que el elemento clave que impulsa a las personas a sincronizar sus movimientos, ya sea en un concierto en un estadio, en bailes de grupo, en la playa o en una discoteca, es el rebote, es decir, los saltos verticales al ritmo de la música. Los movimientos laterales, en cambio, son marginales.
Para averiguarlo, los investigadores del IIT analizaron el comportamiento de 35 parejas a las que se pidió que se movieran espontáneamente mientras escuchaban música en distintas situaciones: escuchando la misma música o canciones distintas con auriculares, mirándose o sin mirarse.
Los movimientos corporales en el espacio se registraron mediante marcadores portátiles colocados en las principales articulaciones. Los datos registrados se desglosaron para identificar 15 pasos de baile elementales, que por sí solos explican más del 95% de todos los movimientos registrados.
Así, los investigadores demostraron que hay dos formas de entrar en sincronía, o bien impulsados por la música, o bien impulsados por el movimiento de la pareja, pero sólo un tipo de paso se aplica en ambos casos, a saber, el rebote, el salto ('bounce') al ritmo del 'beat' musical.
"Nuestro estudio sugiere que el 'rebote' vertical funciona como un regulador supramodal del ritmo, un punto de entrada para la coordinación en la danza", afirma Novembre, responsable científico de la Unidad de Neurociencia de la Percepción y la Acción del Instituto de Roma.
"Esencialmente, los movimientos verticales como el rebote resultan ser los más eficaces para lograr la sincronización con otras personas, a través de las modalidades visual y auditiva", añade.
El rebote, explican los investigadores, es un tipo de movimiento que se encuentra entre los primeros que experimentamos en nuestra vida a través de la marcha materna.
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