En 2005 afrontó sus primeros 8 mil metros sin oxígeno, pero cuando decidió conducir la motoniveladora de nieve tuvo que ir a Argentina a hacerlo, porque en Italia nadie confiaba en ella por ser mujer. "Quién sabe, tal vez las cosas cambien a partir de ahora", espera Cristina Piolini, una de las ocho alpinistas, cuatro italianas y cuatro paquistaníes, que junto a un médico serán protagonistas de la primera expedición femenina italiana y paquistaní al K2, una montaña perteneciente a la cordillera del Karakórum, en el sistema de los Himalayas. Está a 8.611 metros sobre el nivel del mar, la segunda montaña más alta de la Tierra, tras el monte Everest.
Se trata de un proyecto del Club Alpino Italiano, patrocinado por los ministerios de Turismo y Asuntos Exteriores, para celebrar el 70º aniversario de la expedición de 1954, encabezada por Ardito Desio, que fue el primero del mundo en alcanzar la cumbre del gigante del Karakorum. En la que es "la montaña de los italianos" desde 1954, además de Paolini, seguirán sus pasos, Federica Mingolla, Silvia Loreggian, Anna Torretta, Samina Baig, Amina Bano, Nadeema Sahar, Samana Rahim y la doctora Lorenza Pratali. Compagnoni y Lino Lacedelli, en un proyecto no solo deportivo, sino también social y de investigación.
A lo largo del Espolón de los Abruzos, siguiendo el recorrido abierto por la legendaria expedición, la ascensión de las atletas, según subrayó la Ministra de Turismo, Daniela Santanché, dará "un ejemplo de libertad a las mujeres paquistaníes: esta expedición se convertirá en un símbolo de la importancia de liberar a la mujer".
Y no solo eso: EvK2Cnr, la asociación que se ocupa de la investigación científica y tecnológica en altas y muy altas altitudes, presidida por el italiano Agostino Da Polenza, que seguirá la misión como entrenador, estudiará los efectos de las alturas extremas en el cuerpo de las mujeres.
El proyecto comenzará con jornadas de entrenamiento en el Mont Blanc y en Eurac Research de Bolzano, centro de investigación de excelencia en medicina de montaña, donde los atletas se someterán a pruebas médico-científicas para evaluar el impacto que sufrirá su organismo durante la ascensión.
La salida hacia Pakistán será el 15 de junio, llegando el 29 de junio al campamento base donde comenzarán las actividades de montañismo y aclimatación, antes de intentar la cumbre en la segunda quincena de julio. La idea es llegar a lo más alto antes del inicio de los Juegos Olímpicos de París, para poder plantar no solo la bamdera italiana, sino también los cinco círculos olímpíco en la cima.
El proyecto K2-70 también será protagonista de un documental en colaboración con la RAI, "Tras las huellas del K2", que RAI Due emitirá en horario de máxima audiencia.
En el ámbito de la investigación, la expedición contribuirá al proyecto internacional Ice Memory, organizado por el Instituto de Ciencias Polares del Consejo Nacional de Investigación y la Universidad Ca' Foscari de Venecia, junto con EvK2Cnr, con la contribución del CAI y el patrocinio del Ministerio de Universidad e Investigación.
En el ámbito de la cooperación Italia-Pakistán, contribuirá al proyecto del Centro Cristina Castagna, una estructura creada por Montagna y Solidarieta APS y con la contribución del Club Alpino Italiano, para acercar a la población local, empezando por la femenina a actividades profesionales relacionadas con el montañismo. Es más que una experta Samina Baig, la primera mujer paquistaní en escalar el Everest, en el K2 en 2020 y con las Siete Cumbres completadas a los 24 años. Ella será quien inspire a sus colegas más jóvenes, empezando por Amina Bano, de 19 años, que luchó por convencer a su familia de que la dejara unirse al K2-70 Dream Team.
"En Italia a lo largo de los años hemos logrado darnos a conocer como montañistas, ellas -comenta Cristina Piolini- tienen más dificultades desde el punto de vista cultural, pero todas sufrimos prejuicios masculinos".
Un legado del patriarcado que los ocho alpinistas disiparán en la cima del K2, demostrando que "el motor físico de las mujeres es menor, pero la cabeza es mayor", concluye Piolini, que en 2005 conquistó sus primeros 8.000 metros, la Shisha Pangma -en China, la decimocuarta montaña más alta de la Tierra-, sin sherpa y sin oxígeno.
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