Sergio Staino, caricaturista y periodista, la mirada atenta, perpleja, siempre irónica, del observador del país y de sus transformaciones, de la vida social italiana y sobre todo de los tics, vicios y virtudes de la izquierda italiana, falleció a los 83 años tras una larga enfermedad.
De hecho, ciego desde hace algún tiempo, debido a una degeneración de la retina que empezó a afectarle con tan solo 37 años, luchó contra esta discapacidad durante años sin rendirse nunca, continuando siempre dibujando, primero a mano y luego ayudado por la tecnología.
"Siempre pienso mucho en dibujar y así me di cuenta de que mi mano derecha se movía sola y dibujaba lo que tenía en la cabeza", era su truco.
Toscano de Piancastagnaio, caricaturista durante décadas de l'Unità, del que también fue director, de l'Espresso y de muchos otros periódicos y programas de televisión, fue sobre todo el padre de Bobo, su alter ego y el de todos los habitantes de la izquierda que durante mucho tiempo se reflejó en su mirada en una especie de sesión psicoanalítica colectiva diaria continua.
El marxista-leninista con gafas sobre una gran nariz, mitad Umberto Eco y mitad espejo de sí mismo, ha introducido de hecho la "autosátira" en el partido y en el mundo comunista y en el electorado de izquierda en general, con sus mordaces ironías, con esa inteligencia que ahora incluso el partido político contrario a él le reconoce.
Primero como caricaturista y luego, como quiso el destino, como director de Unità, el último del periódico fundado por Antonio Gramsci, Staino profesó con sus herramientas su convicción política y su antifascismo: una profesión de fe, la suya, lo que le llevó a proponer, siendo no creyente, sus tiras 'Hola Jesús' en un periódico católico como Avvenire.
"Para mí Jesús es un hermoso personaje histórico, el primero de los socialistas, el primero en luchar por los pobres", comentó en la ocasión.
Bobo debutó en 1979 con Linus, mientras que en los años 1980 Staino colaboró ;;con Il Messaggero y l'Unità, dirigió el semanario satírico Tango, suplemento de Unità -que luego se convirtió en Cuore bajo la dirección de Michele Serra-, que había fundado en 1986 y había realizado una secuela al año siguiente en TV con Teletango en Rai3.
Por otra parte, para Rai creó Cielito lindo, un programa de variedades satírico presentado por Claudio Bisio y Athina Cenci.
Y luego, a lo largo de los años, continuaron las numerosas colaboraciones con periódicos, televisión, cine y teatro hasta que, tras el cierre de l'Unità, la tira de Bobo se trasladó a la Stampa mientras su autor también publicaba en Tiscali Notizie e il Riformista.
Como en la vida, con sus reflexiones a menudo amargas sobre las distorsiones de la política, esa lúcida honestidad que le hizo distanciarse del "primer 'vaffa' de la historia de la República", el de las monedas arrojadas a Craxi delante del Hotel Raphael, también la desaparición de Staino hace reflexionar a sus "viejos compañeros" y a sus adversarios.
"Fue a menudo un crítico feroz y al mismo tiempo un hermano mayor afectuoso", dice de él Matteo Renzi, mientras su sucesor Enrico Letta le agradece "todo lo que escuchó, compartió y pensó. Por todos los pensamientos que provocó. Vivirá por todo esto durante mucho tiempo".
Y su oponente político Vittorio Sgarbi también se inclina ante el genio lúdico: "Se marcha un amigo, afectuoso y severo conmigo, pero dispuesto a diversiones y juegos que hoy ya no parecen posibles".
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