Decenas de personas acudieron este viernes al Capitolio Nacional para despedir al artista plástico Fernando Botero, el colombiano más universal, quien falleció hace una semana a los 91 años y cuyo cuerpo fue traído de regreso al país, por decisión de sus tres hijos.
El féretro ingresó al Capitolio Nacional cubierto por una bandera del país y en medio de una solemne ceremonia militar, digna de un presidente fallecido, y se instaló en el Salón Elíptico, escoltado por una guardia y acompañado por su familia, además de ministros, congresistas, magistrados y embajadores.
El único que no asistió a los actos fue el presidente, Gustavo Petro, que había anunciado que estaría en la ceremonia, en la que hablaron los presidentes del Congreso, además de Lina Botero, hija del pintor y escultor.
"En nombre mío y de toda la familia Botero queremos agradecer la forma en que el país y el gobierno ha recibido de vuelta a uno de sus hijos favoritos, Fernando Botero, mi papá", manifestó Lina, conmovida por los actos fúnebres que en Bogotá se extenderán hasta el próximo lunes y luego se trasladarán a Medellín.
Lina recordó la determinación de su padre de convertirse en artista plástico, en un país rural y violento, al que amó incondicionalmente y fue su constante inspiración, al que le donó más 100 obras, entre suyas y de grandes artistas mundiales, que le dieron vida al Museo Botero en Bogotá y al Museo de Antioquia.
Sobre esas donaciones, Lina recordó que su padre solía decir que había sido la decisión "más inteligente" y "más sabia" de su vida, porque le multiplicó por miles el "afecto y el reconocimiento de la gente".
"Cuando estaba descolgando las obras de su propias paredes dejándolas limpias le pregunté: "¿Por qué no regalas todo, pero dejas al menos estas? Y me respondió: Porque un regalo que no duele, no es un buen regalo", rememoró la hija del artista y rompió en llanto.
Lina dijo estar abrumada y conmovida por las "manifestaciones de afecto, reconocimiento y gratitud hacia mi padre" y recordó que al final "sus cenizas regresaran a Pietrasanta, aquel pueblo italiano de artistas y de artesanos donde él trabajó la escultura, durante más de 40 años de su vida".
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