El festival, que celebra su 50 aniversario hasta el 16 de julio, comenzó así a lo grande, y sin teléfonos celulares, sin cámaras ni videocámaras.
Tampoco hubo pantallas gigantes, como si fuese un concierto allá por 1973, año en que arrancó el festival.
A pedido del artista, de hecho, como de los demás de la gira, el de Perugia fue un "espectáculo sin teléfono".
La atención fue, entonces, toda para él y su piano, en el centro de la escena, con pocas luces fijas, blancas y suaves.
Sin escenografía, solo una gran cortina de terciopelo rojo detrás de Dylan, por lo que parecía que se asístía a un gran teatro.
En el Santa Giuliana Arena, Dylan dio un concierto como aquél de Perugia, el 25 de julio de 2001.
Lo que se escenifica en el escenario de Umbria Jazz es una historia compuesta por canciones en las que la vida y la muerte se cuentan de una forma única, desde un comienzo folk hasta un final con más blus y con una voz que no perdió su particularidad.
Más de la presentación estuvo dedicada al último disco "Rough and Rowdyways", lanzado en 2020 en plena pandemia.
Y los picos de intensidad llegaron con "Black rider" y "My own version of you".
Sin concesiones al pasado glorioso, aunque tal pasado llegó con "Most likely you go your way", del álbum "Blonde on blonde", o con "I'll be your baby tonight", "To be alone with you" y "When I paint my masterpiece".
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