(ANSA) - PARIS, 04 FEB - Notre-Dame-de-Paris, la catedral
símbolo de la Francia devastada por el incendio del 15 de abril
de 2019, debería recuperar su célebre aguja a fin de este año
para una probable apertura a fines de 2024, tras los Juegos
Olímpicos de París 2024.
"La obra avanza a buen ritmo, lo que permite confiar en una
reapertura a fines de 2024, en conformidad con el objetivo
fijado por el presidente de la República (Emmanuel Macron, ndr)
la noche del incendio", declaró a la prensa el gabinete de la
ministra francesa de Cultura, Rima Abdul Malak.
Ya en octubre el neo rector de la catedral, monseñor Olivier
Ribadeau-Dumas
como el general que dirige la obra, Jean-Louis Georgelin, habían
sugerido una reapertura para el 8 de diciembre de 2024. Fiesta
de la Inmaculada Concepción.
Contrariamente a lo auspiciado en un primer tiempo, los
turistas esperados en París para los Juegos Olímpicos de julio
de 2024 no podrán visitar la catedral.
Pero la célebre aguja proyectada en el '800 por el
arquitecto Eugène Viollet-Le-Duc que se derrumbó en el incendio,
debería, en cambio, "volver a resaltar en el cielo de París a
fines de este año", anuncian los responsables de la obra. Luego
de un largo debate entre partidarios y detractores, la aguja
será reconstruida idéntica a la precedente, culminando a 96
metros de altura con el popular relicario en forma de gallo.
Para construir la aguja, serán usados los mismos materiales
de ese tiempo, madera de roble para la estructura (500
toneladas) y plomo para la cobertura y las decoraciones (250
toneladas). Y justamente el plomo preocupa hoy a los
trabajadores.
La Unión Europea prevé limitar la utilización visto los
riesgos para la salud. Un problema sobre el cual la ministra
Abdul Malak quiere tranquilizar. Interviniendo el miércoles
pasado en la Asamblea Nacional, la responsable gubernamental
dijo que sobre este punto Francia están en "plena tratativa" con
la Comisión Europea y ha "redactado un argumento acerca de la
importancia del plomo en las tareas del patrimonio".
"La obra respeta la regulación francesa que está entre las
más exigentes a nivel europeo en lo concerniente al plomo",
aseguran los servicios de la ministra.
A tres año del siniestro que conmocionó a Europa, la
catedral gótica está encontrando progresivamente la belleza de
un tiempo, gracias al ejército de operarios, artesanos,
restauradores y restauradoras, también italianas, al trabajo sin
respiro para limpiarla y rehabilitarla.
Antes de la catástrofe la catedral recibía anualmente a 12
millones de visitantes, 2.400 prestaciones religiosas y 150
conciertos.
La obra puede contar con un impulso solidario sin
precedentes, con donaciones de todo el mundo por un total de 844
millones de euros. En cuanto a la futura organización de los
espacios, el arzobispo de París, Laurent Ullrich, auspicia "un
recorrido pedagógico y espiritual" que no sea "equivalente a un
museo" sino que "esgrima alguna cosa del misterio del Hombre y
del misterio de Dios", dice al ser entrevistado por la revista
'La Fabrique de Notre-Dame'.
El equipamiento externo fue confiado al paisajista belga Bas
Smets, que prevé reverdecer la zona alrededor de la catedral.
(ANSA).
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