Con este movimiento, la empresa de Mark Zuckerberg se volvería independiente de Nvidia, el principal proveedor de chips para inteligencia artificial y líder actual del sector. Esta estrategia refleja un cambio significativo en la industria tecnológica, donde el control de toda la cadena de producción se está convirtiendo en una ventaja competitiva clave en la carrera por la IA.
Esto se vuelve aún más relevante tras el lanzamiento de DeepSeek, la inteligencia artificial china que ha sacudido el sector a pesar de haber sido desarrollada con costos más bajos y chips más antiguos. Meta ha iniciado pruebas piloto de su primer semiconductor producido por el gigante taiwanés TSMC, el mismo fabricante de los chips de Apple, que recientemente anunció una inversión de 100.000 millones de dólares en Estados Unidos.
Con este desarrollo, Meta busca reducir su dependencia de Nvidia, que actualmente domina el mercado de unidades de procesamiento gráfico (GPU), esenciales para el entrenamiento de modelos de IA generativa. Durante su última reunión con inversores, Zuckerberg confirmó que la empresa planea gastar hasta 119.000 millones de dólares en proyectos relacionados con infraestructuras de inteligencia artificial hasta 2025.
Según la misma fuente, el chip diseñado por Meta será un acelerador de IA optimizado para la eficiencia energética, es decir, no solo mejorará el entrenamiento de la inteligencia artificial, sino que también consumirá menos energía en comparación con los semiconductores actuales. Inicialmente, Meta planea utilizar el chip para mejorar sus algoritmos de recomendación, que determinan el contenido que los usuarios ven en Facebook e Instagram. A largo plazo, el objetivo es ampliar su uso para impulsar los productos de inteligencia artificial generativa de la empresa, como su chatbot Meta AI, basado en el modelo Llama. La estrategia de Meta sigue la línea adoptada por otras grandes tecnológicas, como Google y Microsoft, que también han desarrollado chips cuánticos, y OpenAI.
En particular, la empresa matriz de ChatGPT, según rumores de las últimas semanas, quiere comenzar la producción de su propio chip antes de finales de este año. En este caso también, OpenAI confía en TSMC para reducir su dependencia de Nvidia. El proyecto se encuentra en su fase final y está listo para el tape-out, es decir, el último paso del proceso de diseño, que requiere inversiones de decenas de millones de dólares y puede durar hasta seis meses.
Inicialmente, el chip de OpenAI se utilizará para ejecutar modelos de inteligencia artificial con tareas específicas, pero en el futuro podría emplearse también para entrenar nuevos modelos, una actividad que demanda enormes recursos computacionales. El sector de los chips ha experimentado un fuerte impulso gracias a la inteligencia artificial. Según los análisis de Gartner, en 2024 registró un crecimiento récord del 18%, alcanzando los 626.000 millones de dólares.
Los centros de datos, impulsados por la creciente demanda de IA, se han convertido en el segundo mayor mercado de semiconductores, solo por detrás de los teléfonos inteligentes.
Para 2025, se espera que el negocio de los chips genere 705.000 millones de dólares, un aumento de 80.000 millones en un solo año.
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