A pesar de los ataques a las vacunas y las negaciones del papel del hombre en el cambio climático, la confianza en la ciencia y los científicos sigue siendo alta, confirma el primer estudio a gran escala realizado sobre este tema después del período de la pandemia de Covid-19 y que ubica a tres países africanos en la cabeza de la lista.
En la investigación participaron casi 72 mil personas de 68 países, entre ellos Italia, que ocupa el puesto 57 del ranking, con un nivel de confianza en la investigación científica inferior al promedio mundial.
La investigación, publicada en la revista Nature Human Behaviour, se llevó a cabo como parte del consorcio TISP (Trust in Scientist & science-related Populism) dirigido por Viktoria Cologna de la Universidad de Harvard y Niels Mede de la Universidad de Zurich, y contó también con la participación de Italia la Universidad de Génova.
Los datos indican que la mayoría del público confía en los investigadores, con un valor medio de 3,62 en una escala de 1 a 5. La puntuación italiana es inferior a la media, con 3,38. En los cinco primeros lugares del ranking se encuentran Egipto (4,30), India (4,26), Nigeria (3,98), Kenia (3,95) y Australia (3,91).
Estados Unidos está por encima de la media con 3,84, precedido por España, que ocupa el primer lugar en Europa con 3,90. Albania (3,05) cierra el ranking, precedida por Kazajistán (3,13), Bolivia (3,22), Rusia y Etiopía, ambos con una puntuación de 3,23.
La mayoría de los encuestados (78%) cree que los científicos están calificados, el 57% que son honestos y el 56% que se preocupan por el bienestar de las personas.
Además, un gran número de personas (83%) está de acuerdo en que los investigadores deberían participar en la comunicación de la ciencia al público, y el 52% cree que deberían participar más en la toma de decisiones y la elaboración de políticas.
La confianza en los científicos es mayor entre las mujeres, las personas mayores y aquellos con niveles más altos de educación, mientras que es menor entre aquellos con una orientación política conservadora, pero esto es cierto solo en América del Norte y algunas partes de Europa.
Los hallazgos también ponen de relieve algunos motivos de preocupación. Solo el 42% de los participantes piensa que los investigadores tienen realmente en cuenta los puntos de vista de los demás, y muchos afirman que las prioridades de la ciencia no siempre coinciden con las suyas, señaladas sobre todo en la mejora de la salud pública, la solución de los problemas energéticos y la reducción de la pobreza.
Los autores del estudio recomiendan a los directamente implicados, a los que trabajan en la investigación científica, que tomen en serio estos datos y se abran al diálogo con el público.
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