Se trata de la primera actualización en 10 años, motivada por el aumento continuo y exponencial de los casos de demencia de diversos tipos: "Con estas directrices ampliamos el campo de las anteriores, proporcionando indicaciones clínicas precisas sobre todos los procedimientos necesarios a seguir desde el primer encuentro con el paciente en el diagnóstico de sus capacidades cognitivas o patologías", declaró Brad Dickerson, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard.
"En términos generales -precisó Dickerson- la evaluación debe poder establecer el estado funcional-cognitivo de la persona, así como el conductual y eventualmente los orígenes y las causas del deterioro, es decir, su etiología".
Específicamente, los médicos deben observar los siguientes pasos: establecer el objetivo de la evaluación con el paciente y el cuidador, conocer los factores de riesgo familiares o individuales del paciente, obtener la historia de las manifestaciones de los síntomas de la demencia, analizar el desempeño en el razonamiento de los pacientes con diversas pruebas.
Para completar el cuadro, se debe incluir una resonancia magnética o una tomografía computarizada del cerebro.
Las recomendaciones se publican en "Alzheimer & Dementia" y pretenden proporcionar también herramientas para el diagnóstico diferenciado del Alzheimer, la demencia frontotemporal, la enfermedad de cuerpos de Lewy, la demencia vascular y otras patologías similares.
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