No fue diseñado por extraterrestres, como sugieren algunas personas bondadosas, sino por la interacción entre dos galaxias (una roja y una espiral, ambas a 7 mil millones de años luz de distancia), a la que luego se suma una tercera galaxia no relacionada que, para lograr un efecto de perspectiva extraño, forma el punto debajo del arco.
Así lo demuestran las nuevas imágenes tomadas por el mismo telescopio de las agencias espaciales de Estados Unidos, Europa y Canadá, publicadas en un estudio en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
La silueta del enigmático signo de interrogación había sido detectada no lejos de dos estrellas jóvenes en formación (llamadas Herbig-Haro 46/47) en la constelación de Vela, a unos 1.470 años luz de la Tierra. Aunque esta región había sido observada previamente con el Telescopio Espacial Hubble de la NASA, la polvorienta galaxia roja que forma el arco del signo de interrogación sólo apareció en las imágenes de Webb.
"Ambas galaxias con signos de interrogación muestran formación estelar activa en diferentes regiones compactas, probablemente debido a la colisión de gas de las dos galaxias", dice el primer autor Vicente Estrada-Carpenter, astrónomo de la Universidad de Saint Mary en Canadá.
"Sin embargo, ninguna de las galaxias parece tener una forma demasiado irregular, por lo que probablemente estemos siendo testigos del comienzo de su interacción", agrega.
"Estas galaxias, observadas hace miles de millones de años, cuando la formación estelar estaba en su apogeo, son similares a la masa que habría tenido la Vía Láctea en ese momento", agrega el astrónomo Marcin Sawicki de la Universidad de Saint Mary.
En esencia, "Webb nos permite estudiar cómo habrían sido los años de adolescencia de nuestra galaxia", concluye.
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