Desconectan a la beba Indi Gregory

Jueces británicos critican a Italia, el peor final.

Los papás de Indi Gregory con la bebé en brazos. (foto: ANSA)
Los papás de Indi Gregory con la bebé en brazos. (foto: ANSA)

(ANSA) - LONDRES, por Alessandro Logroscino. - La batalla legal, política y de principios contrapuestos que tuvo lugar sobre su cabeza -entre el Reino Unido e Italia- ha terminado y para Indi Gregory comienza ahora el último viaje de una existencia que, sin embargo, fue demasiado corta.
    Para dejar claro el destino de la niña inglesa de 8 meses, que padece una patología mitocondrial muy grave, declarada terminal por los médicos del Queen's Medical Center de Nottingham y por los jueces británicos, hoy se produjo su separación de los principales dispositivos vitales, anunciados varias veces y pospuesto.
    La desconexión se llevó a cabo finalmente bajo escolta policial en un hospicio local, tal como lo impusieron los tribunales del Reino a la familia, a partir de la interrupción de la ventilación asistida y la conexión a instrumentos alternativos que deberían garantizar que la niña no sufra, mientras le administrarán los fármacos paliativos encargados de acompañarla "gradualmente" hacia la muerte.
    En nombre de un epílogo ahora escrito, a pesar de la desgarradora oposición de los padres, Dean Gregory y Claire Staniforth, y justificado por togas y batas blancas británicas como la solución menos cruel y dolorosa posible, por trágica que sea, a adoptar " en el mejor interés" de la desafortunado bebé.
    Un epílogo que permanece suspendido hasta que -horas o días, nadie lo sabe- el corazón de Indi deje de latir y su cuerpecito, postrado por la enfermedad, ceda por completo (para Alfie Evans, en el centro de una historia casi idéntica que tuvo lugar en 2018 , tomó 5 días completos). Y eso no borra las polémicas, las dudas de conciencia, las recriminaciones cruzadas entre la Italia y el Reino Unido.
    En el frente italiano, quienes deben hacerse oír son los activistas que han apoyado y promovido enérgicamente la batalla de la familia -junto con un equipo de abogados y asociaciones cristianas pro-vida inglesas- a favor de una ampliación de la asistencia y luego de la opción de el traslado al Niño Jesús, puesta a disposición hace un par de semanas por el hospital pediátrico romano como en otras situaciones similares anteriores.
    Pero también exponentes de la mayoría de Giorgia Meloni, que se han comprometido personalmente en los últimos días a garantizar la rápida concesión de la ciudadanía italiana a Indi (como hizo en vano hace cinco años también para Alfie la estructura de Paolo Gentiloni), y después de intentar toda una serie de pasos posteriores pasos hasta el llamamiento sin precedentes al ministro de Justicia del gobierno conservador de Rishi Sunak, Alex Chalk, para "sensibilizar" al poder judicial e intentar inducirlo a ceder competencia sobre el expediente a Italia, sobre la base de una interpretación amplia de la Convención de La Haya del 96 sobre cooperación judicial internacional.
    Interpretación ofrecida por los tres jueces del Tribunal de Apelación de Londres, protagonistas el viernes del veredicto de última instancia. es más, lo rechazaron en tono perentorio.
    Por un lado, descartando la "táctica legal" de los Gregory como resultado de la "manipulación" por parte de los activistas; por el otro, denunciando -en la posición del juez ponente Peter Jackson- "la intervención de las autoridades italianas" como "un total malentendido del espíritu del Convenio de La Haya".
    Y, en cualquier caso, avalando "las pruebas contundentes" que respaldan el pronóstico de los médicos de Nottingham, ligadas a una ausencia ahora definitiva de "interacciones" por parte de Indi y a los signos de su "sufrimiento significativo" provocados por los tratamientos "invasivos".
    Palabras que los padres de la pequeña continuaron rechazando hasta el final, diciendo que estaban "disgustados" y calificando el no de ayer a su último recurso como "una última patada en la boca". Y que, según Jacopo Coghe, de Pro Vita & Famiglia onlus, en realidad ocultaría "parámetros totalmente eutanásicos sobre la dignidad de la vida".
    El papa Francisco, por su parte, quiso ofrecer en estas horas "cercanía y oración a Indi, a su madre y a su padre".
    Mientras Beppino Englaro, que durante 17 años, a partir de 1992, lideró una batalla para tener el derecho a decidir sobre la suspensión del tratamiento de su hija Eluana por ser su padre, señaló cómo se puso el dilema sobre quién debe tener la última palabra al final de la vida, entre familias y autoridades, sigue siendo crucial, en un sentido como en otro: y debería aclararse a nivel global "de una vez por todas y para todos", si no es "pura utopía".
   

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