(ANSA) - Milán, 24 de junio - Según el Palacio Real de Milán, la obra del respetado dibujante Guido Crepax va más allá de su famosa y apasionada heroína, Valentina: a partir de este mes, y hasta el 15 de septiembre, diez de los más hermosos salones del palacio devenido en centro de exposiciones mostrarán toda la gama de su obra, desde anuncios publicitarios e ilustraciones de arte, hasta portadas de libros, revistas y escenografías.

La muestra, denominada "Guido Crepax: Retrato de un Artista", comprende aproximadamente 90 presentaciones, donde cada uno de los salones está consagrado a su propio tema. Por ejemplo, el visitante puede apreciar su relación con su ciudad natal, Milán, el escenario de muchas de las aventuras de Valentina. Otro de los salones se concentra en 'Valentina y las Otras', desde su mujer fatal más emblemática hasta las menos conocidas, como Bianca, Anita, Belinda, Giulietta y el último personaje creado antes de su muerte acaecida en 2003, Francesca.

Hay también un salón dedicado a mostrar su punto de vista sobre las épocas, tal como lo evidencian las elecciones de vestuario en sus historietas, que reflejan la moda contemporánea.

Con respecto al salón dedicado a las portadas de libros, su toque noir se demuestra en todo su apogeo en novelas como Drácula, de Bram Stoker, Frankenstein, de Mary Shelley, Jekyll & Hyde, de Robert Louis Stevenson, además de una serie de obras de Edgar Allan Poe y Franz Kafka.

El lanzamiento de la muestra marca el ingreso de Valentina a los libros electrónicos, el primero de cuyos 100 títulos está ahora disponible en Kindle, el cual pronto será seguido por los 99 restantes.

"Habíamos estado pensando durante mucho tiempo en una versión digital para la saga de Valentina," dijo el hijo del dibujante, Antonio Crepax, que en la apertura de esta semana estuvo acompañado por sus hermanos Giacomo y Caterina.

Crepax nació el 15 de Julio de 1933 en Milán. Sus inicios como dibujante se remontan al año 1959, cuando comenzó a diseñar la tapa de la revista mensual Tempo Medico, la primera revista que publicó sus tiras cómicas.

Su gran oportunidad la tuvo en 1965, cuando se incorporó al legendario libro de historietas italiano Linus, donde creó su personaje marca registrada casi por casualidad.

"Comenzó con una tira acerca de un crítico de arte llamado Rembrandt, cuya novia era Valentina," según relata el fundador de la revista, Giovanni Gandini.

"Un mes más tarde, la heroína tuvo su tira propia.

Rápidamente se convirtió en un gran éxito para Crepax, tanto en Italia como en el exterior. Fue algo absolutamente merecido".

Para crear a Valentina, famosa por su característico estilo con pelo corto, una figura esbelta y carnosa, labios sensuales, Crepax se inspiró en la actriz estadounidense del cine mudo, Louise Brooks, a quien él adoraba.

El personaje es una sofisticada fotógrafa milanesa que vive en un mundo confuso de fuerzas siniestras y fantasías eróticas.

Ella es perseguida por una gran diversidad de villanos implacables, esto es, Nazis, astronautas, piratas y Cosacos con botas de cuero, cada uno de los cuales está decidido a tener sexo sadomasoquista con ella.

Debido a la naturaleza del tema, Valentina sorprendió a muchos cuando hizo su primera aparición en los quioscos de Italia.

No obstante ser una mujer moderna y emancipada, no pudo impedir el enojo de las feministas, quienes se opusieron a la forma en que era descripta, ya fuera como una damisela en apuros o como un objeto para la satisfacción sexual de los hombres.

Sin embargo, Crepax insistió en que, si bien sus historietas eran indudablemente atrevidas, jamás explotaron la violencia gráfica ni se degradaron hasta alcanzar el nivel de la pornografía barata.

"He dibujado látigos, cadenas y elementos de todo tipo," confesó en una ocasión. "Pero odio la violencia, la falta de respeto hacia uno mismo y hacia los demás, y cualquier otra forma de excesos.

"Lo que más me interesa, por sobre todas las cosas, es que el juego no llegue nunca a ser obsceno, que nunca sea atrapado por la vulgaridad...Jamás se ve ni una sola gota de sangre".

Los críticos han elogiado a Crepax por la manera en que rompió las barreras sociales y cómo señaló nuevos caminos artísticos.

Él estaba continuamente experimentando con la diagramación de sus historias y a menudo recurría a un mínimo de diálogo, dejando que sus dibujos hablaran por sí mismos.

En un episodio de Valentina, la Linterna Mágica, no hay ningún diálogo en absoluto.

La muestra que se lleva a cabo en Milán fue posible gracias a la Ciudad de Milán y al Archivo Crepax.