Por Sami al Ajrami
(ANSA) - EL CAIRO, 06 MAG - Hace días que los palestinos de
Gaza esperaban buenas noticias: habían comenzado a tener
esperanza en el fin de la guerra, o al menos en un alto el fuego
que aliviara sus sufrimientos diarios.
En cambio, llegó la noticia que más temían, la de una
operación militar terrestre en la ciudad de Rafah, el último
refugio para más de un millón y medio de desplazados de la
Franja: el ejército israelí ordenó evacuar de inmediato los
barrios orientales de Al Salam, Al Jneina, Bayouk y Mosabeh, y
trasladarse al área humanitaria conocida como Mawasi, ya llena
de carpas.
Los desplazados saben que esta orden significa artillería
pesada y ataques aéreos, y que quienes no se vayan corren el
riesgo de perder la vida.
Mohamad Dahman está exhausto y casi ha perdido la esperanza.
Originario de la ciudad de Gaza, ya ha sido desplazado cinco
veces desde el inicio de la guerra, y espera que esta sea la
última. Conduce su pequeño auto rojo transportando a los
ancianos de la familia, "aquellos que ya no pueden caminar",
mientras el resto de los parientes - su padre, la esposa de su
padre, su hermano mayor con esposa y cuatro hijos - caminan
detrás del auto: "Recorren a pie los 10 kilómetros desde el
barrio de Al Salam hasta Mawasi", explica.
La casa de Mohamad en la ciudad de Gaza ya no existe, fue
destruida y él se fue sin llevar nada consigo, ni siquiera sus
documentos preciosos. Se trasladó primero al área central de la
Franja, luego a la ciudad de Khan Yunis, y ahora a Rafah, de la
que ahora está obligado a irse.
Los residentes de la ciudad observan desde ambos lados de la
calle la pequeña procesión en marcha. Preocupados y tristes,
saben que en pocos días les tocará moverse también.
"Pronto tendrán que decir adiós a sus amadas casas y
recuerdos, justo como nos pasó a nosotros hace seis meses",
predice Mohamad. Algunos, como ya ha sucedido en el norte y en
la ciudad de Gaza, no lo harán, no se irán, temiendo que ninguna
zona de la Franja sea segura durante la guerra: "Moriríamos
igual", dicen cientos, considerando que evacuar, vivir en carpas
y refugios improvisados cause humillación y sufrimientos aún más
insoportables.
Hassan Ajrami es el director del hospital de campaña en la
zona de Mawasi y vive con sus 5 hijos en el centro de emergencia
para ambulancias de la Media Luna Roja Palestina, en la parte
oriental de Rafah. También él ahora debe irse y trasladarse al
campamento de carpas. "Esta pequeña zona de Mawasi ya está llena
de gente, con la llegada de miles más pronto habrá enormes
crisis", dice.
Mientras tanto, se preparan para los ataques masivos y el
cierre de los pasos fronterizos de Kerem Shalom y Rafah, por
donde pasan las ayudas humanitarias. También la pérdida del
único hospital público restante en todo el sur de la Franja
causará una mayor propagación de enfermedades y muerte por
hambre. "Esperamos crisis humanitarias que ninguna autoridad
local ni ONG será capaz de manejar". (ANSA).